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Ewing, Weis y los Knicks

Los Kincks son un equipo peculiar, con una gran tradición, una buena afición y cierta grandeza aderezada con miserias y un historial de equipos que no han llegado donde se esperaba. Olvidemos al señor Thomas y el largo paseo por el infierno que nos ha regalado. Lo único saludable de su paso por el equipo ha sido la pancarta que entró en el Guinnes como la mayor petición de dimisión jamás realizada y que firmó también quien esto escribe. 

Patrick Ewing jugará en los Knicks. Como lo oyen y leen. Lo que ocurre es que será el hijo, qué mayores nos hacemos. Lo anunció hace unos días la franquicia neoyorquina. Juega en el poste, como su padre, pero no parece que vaya a devolverle la gloria a los del Madison. La historia del traspaso es rocambolesca. Ewing Jr fue elegido en el puesto 43 del draft de este año por Sacramento después de ser el mejor sexto hombre del Este con Georgetown, universidad con la que su padre se llevó un título y jugó tres Final Four. La historia, que me despisto: Ewing Jr va de los Sacramento a Houston dentro del intercambio por Ron Artest. De Houston pasa a los Knicks adivinen por qué derechos en el draft.... ¿No? Por los del francés Frederick Weis, uno de los mayores pufos de la historia, otra metedura de pata de los Knicks en la gestión de su plantilla. El francés fue elegido en el puesto 15 del draft de 1999 por delante del propio Artest, Anddre Kirilenko o James Posey y que nunca ha llegado a jugar en el básket USA. Una elección muy al estilo Knicks. 

Su padre, ahora de asistente en los Orlando Magic, ha dicho en declaraciones al USA Today que se siente "feliz" de que su hijo "siga sus pasos". Qué va a decir. El presidente del equipo, en una conferencia emitida por NBA.COM, repite cinco o seis veces en un minuto que el equipo "tiene que ser mejor" este año, que "tiene que mejorar". Gran analista este Donnie Walsh.

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